Proyecto en proceso que sigue reflexionando sobre la búsqueda de la libertad a través de las artes. El vacío y el abismo es ahora el espacio donde todo es posible. La artista, además, quiere rescatar y reivindicar la música como lo más primordial del ser humano, cual expresividad del sentimiento que va más allá del estudio específico de un instrumento. Actualmente se compone de once piezas realizadas a partir del 2014: guitarra, teclado, bajo, mandolina, acordeón, violín, viola, xilófono, antara, ukelele y laúd. Los libros blancos representan los sueños que aún no se han cumplido y las obras musicales que no han sido compuestas.